El nitrógeno es un elemento fundamental en la producción agrícola, ya que es uno de los principales nutrientes en el metabolismos vegetal, debido a que forma parte estructural de las proteínas; se ha demostrado que el nitrógeno es aportado al suelo mediante la descomposición de la materia orgánica, por las lluvias, riegos y fertilizantes químicos, siendo esta última, la forma más conocida y a la vez la más empleada, sin embargo representa un elevado costo para el productor, afectando también de forma considerable el ambiente.
Sin embargo existen en el suelo bacterias que realizan la tarea de fijar nitrógeno por medios simbióticos o no simbióticos, llamándole a esta forma, fijación biológica; este fenómeno ha sido ampliamente explotado en los cultivos de leguminosas y gramíneas. A nivel internacional se han hecho grandes esfuerzos para aprovechar las ventajas de la fijación simbiótica de nitrógeno en gramíneas.
Muchas son las bacteria fijadoras de nitrógeno de vida libre que han sido aisladas, pero las bacterias que han provocado gran interés debido al aporte del nitrógeno aprovechable que proporciona son las del género Azospirillum, las cuales forman asociación con las gramíneas, siendo estas últimas de suma importancia en la alimentación del hombre. Cultivos como el maíz, trigo, sorgo, arroz pastos forrajeros entre otras gramíneas pueden dar mayores rendimientos gracias a este benéfica asociación. La capacidad de Azospirillum para suministrar nutrientes y estimular el crecimiento de las plantas no ha sido debidamente aprovechado, siendo que el potencial de este microorganismo en condiciones tropicales permite generar una mejor dinámica nutrimental para las plantas, un forma de solucionar este problema es el uso de estos microorganismos para la producción de biofertilizantes, los cuales ayudan a incrementar la producción reduciendo el uso de fertilizantes químicos y evitando con esto la contaminación del suelo y mantos acuíferos.