Los ingenieros mecánicos Zhonghai Li y Paul Milgram de la Universidad de Toronto empezaron su investigación partiendo del hecho de que los conductores perciben la separación entre sí mismos y el vehículo al que están siguiendo basándose en el
tamaño de la imagen retinal del vehículo que va adelante. Su hipótesis fue que si resultase posible exagerar la velocidad de expansión de la imagen en la retina, los conductores podrían frenar más rápido en situaciones de riesgo de choque. Un estudio preliminar usando un simulador de conducción confirmó que funciona.
"En el mundo real, no podemos manipular las imágenes retinales de coches", explica Milgram. "Pero pensamos que podríamos cambiar la imagen de las luces traseras. Supusimos que si podíamos construir un sistema de luces traseras en el que éstas parecieran cambiar de tamaño, ello podría tener un efecto significativo en el comportamiento que lleva a frenar".
Milgram y Li investigaron su concepto usando un simulador de conducción de baja fidelidad para probar las reacciones de 40 hombres jóvenes conduciendo en varios escenarios, bajo diferentes condiciones de visibilidad. Una carretera fue proyectada sobre una pantalla grande, y los participantes en el estudio utilizaron un volante y un pedal de freno para responder a las luces de freno del vehículo delantero.
Li y Milgram manipularon algunas señales ópticas de las luces traseras del vehículo delantero, expandiéndolas y separándolas imperceptiblemente en respuesta a la distancia y la velocidad relativa entre los dos vehículos. En condiciones nocturnas de conducción, cuando los conductores se basan mucho en las señales de las luces de freno para calibrar su distancia a otros vehículos, los conductores demostraron una respuesta clara a la ilusión de que el coche delantero se acercaba más deprisa.
Algunos de los participantes en el estudio frenaron de 100 a 300 milisegundos antes. Esa fracción de tiempo puede parecer pequeña, pero teniendo en cuenta los millones de frenazos que se registran cada día, la diferencia puede significar miles de choques evitados por año.
Aunque la tecnología de sensores requerida para detectar la separación entre vehículos y posibilitar así ese sistema de estimulación de frenado, ya existe, se necesitan aún muchos más desarrollos y pruebas antes de su implementación.
Información adicional en:
http://www.news. utoronto. ca/bin6/070323- 3022.asp